top of page

¿Cueva o lugar seguro?

  • Foto del escritor: Mafe Salgado
    Mafe Salgado
  • 5 mar 2019
  • 5 Min. de lectura

Es normal que cada uno de nosotros tenga un lugar seguro, un lugar en el que nadie puede molestarnos o juzgarnos, ese lugar en el que tenemos “paz” de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Cuando vienen problemas o sufrimiento, sentimos que ese lugar es cada vez más pequeño porque ni siquiera ahí nuestros pensamientos tienen calma, están saltando de un lado a otro, asfixiándonos sin dejarnos que hacer o a donde escapar. Yo no sabía de este lugar, no tenía a donde escapar cuando todo estaba mal, supongo que mi lugar de paz era mi casa, llegar me daba descanso, pero cuando las cosas estaban mal en casa sentía que en verdad no tenía a donde ir. Mi concepto de “tener paz” estaba demasiado equivocado, comenzando porque mi paz estaba depositada en personas de las cuales esperaba un montón y de esto dependía que tan bien o mal me sentía. Darnos cuenta de esto no es fácil y mucho menos para nuestro orgullo decir “mi paz depende de cómo esté con alguien más” pero para tenerla tuve que aceptar esto y empezar a trabajar de la mano de Dios.

Para mí era normal decir que tengo una personalidad acelerada, que lo quiere todo ya y que necesita que todas las cosas estén bajo control, aun cuando se salía todo de mis manos o incluso cuando las cosas ni siquiera habían pasado. Todo esto aparte de quitarme la poquita paz que tenía, me generaba un estrés y una ansiedad que querían acabar conmigo. Es normal tratar de buscar salida a nuestros problemas y preocupaciones con personas o planes que no logran saciarnos completamente. Yo trataba de llenar mi vida de una paz falsa, en donde si estaba bien con las personas que me rodeaban, yo estaba bien, pero si algo pasaba distinto a como yo lo esperaba o esperaba que pasara algo más, algo mejor y no sucedía empezaba a sentirme mal, desconfiar de mí, sentir que no era suficiente o que estaba haciendo algo mal. ESPERAR es la palabra clave aquí, pero de ti depende cómo usarla, tú decides si esperar algo de alguien y posiblemente desilusionarte demasiado fácil o ESPERAR EN DIOS. La segunda no era opción para mí, ya que pensaba que siempre tenía todo bajo control y aunque tenía fe en Dios, no tenía la suficiente como para soltarle todos mis problemas a él, por miedo. Miedo a no tener el control yo, miedo a no saber qué decisión iba a tomar Dios, miedo a que no fuera lo que yo quería, miedo a tener paz.

Entender que no se puede con todo es el primer paso para empezar a darle paz a tu corazón y es que en nuestras fuerzas por más que hagamos o tratemos, no podemos controlar todo lo que pasa en nuestra vida. No puedes controlar si alguien te quiere o no, si encajas o no en tu grupo de amigos, no puedes controlar la situación economíca de tu casa o los problemas de tus papás. Obvio que podemos tratar de hacer algo para que estos problemas no empeoren pero nosotros solos no podemos encontrarle solución a esto, no tenemos la soberanía que tiene Dios para controlar este tipo de situaciones. Lo único que puedes hacer si ves que todo se sale de tus manos es SOLTAR, pero no es solo soltar y ya, es soltar todo en manos de DIOS, darle permiso para que su voluntad actúe en tu vida y puedas cumplir el propósito que tiene para ti. Tenemos que entender que cuando soltamos nuestras situaciones a Dios, él hace el 99% pero nosotros aún debemos esforzarnos para cumplir con ese 1% que él nos asigna.


Dios es quien renueva nuestras fuerzas, quien nos ayuda a seguir día a día sonriendo y viviendo con tranquilidad porque nos hace saber que él todo lo puede, que él está en control y que su voluntad siempre será buena, agradable y perfecta para nosotros. Entiende que en manos de Dios las cosas serán PERFECTAS, que el resultado de todo será porque él así lo designó y sus planes siempre son buenos, de cada situación te dejará una enseñanza y te mostrará que las cosas a su manera salen mil veces mejor de lo que tú te podrías imaginar.

Permite que Dios sea el capitán de tu barco, sólo así te darás cuenta que es más fácil llegar en ese barco, confiando en él y no nadando tú sólo.

Esto no quiere decir que no haya problemas, duda, incertidumbre o miedo. Todo esto sigue igual y pueden seguir ocurriendo cosas que quieran quitarnos la paz que Dios quiere traer a nuestras vidas, lo importante es tener claro que nuestro lugar seguro es Dios, nuestro proveedor en este caso de paz es Dios. La promesa de la paz que Dios me iba a dar días después de que pensaba que en serio no había a donde ir está en (Juan 14:27)

“Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni tengan miedo.”

Aquí Dios habló de una manera muy clara a mi corazón para hacerme entender que mi paz está en él, que Jesús trajo paz a nuestros corazones y a nuestra mente. La paz de Dios es una paz sobrenatural, la paz de Dios si te da tranquilidad y felicidad. Esas cervezas que te tomas te hacen sentir “bien” unas horas y luego ¿Qué? Vuelves a sentir que no tienes a nadie o que en nada encuentras consuelo porque te estás llenando de la “paz” que te quiere ofrecer el mundo, una “paz” vacía, sin fundamento.

La paz de Dios llega con tranquilidad, te rodea con su precioso amor y no te suelta y hace que se vea en ti, que reflejes lo tranquilo/a qué estás sabiendo que no tienes todo bajo control pero que todo está en manos de Dios y ¿Qué mejor que eso?

Mi lugar seguro es Dios. Mi refugio, es a quien voy cuando me siento mal o cuando tuve el mejor día del mundo, Dios es a quien le cuento todo, quiero llamar su atención ya no quiero llamar la atención de todas las personas que me rodean. Quiero su aprobación, quiero su amor y sé que él me da más de lo que yo pueda esperar o tan solo imaginar. Su paz llenó mi corazón, me hizo saber que soy suficiente, que puedo fallar pero él está ahí para perdonarme y ayudarme a levantar, que no soy perfecta pero ve mis esfuerzos día tras día para ser una mujer con cada persona que llega a mi vida. Me esfuerzo por reflejar lo que él me ha dado y me ha enseñado porque quiero exaltarlo siempre, quiero compartir contigo la bendición que es vivir a Dios.



 
 
 

Comments


Un pedacito de cielo para ti, en tu movil.

bottom of page