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Dios en las buenas también es Dios.

  • Foto del escritor: Mafe Salgado
    Mafe Salgado
  • 23 sept 2019
  • 4 Min. de lectura

Hace varios días ya, me escribió una persona que consideraba “cercana” para pedirme un favor. No me escribió para nada más y pensé que ni tuvo la “delicadeza” de primero fingir estar interesada en hablar conmigo. Ella fue al grano, me necesitaba para algo en ese momento y ya, no estaba interesada en mí o en entablar una conversación, simplemente necesitaba el favor. En lo personal esto ME MOLESTA demasiado, siento, como ya mencioné, que es indelicado y descarado y hasta a veces lo veo como una falta de respeto. No me gusta que me busquen solo para favores, solo cuando soy “útil” y que luego se olviden de mí hasta que les vuelva a servir. Estaba en esta pelea con ella en mi cabeza, pensando lo peor de esta situación y llena de rabia Dios me mostró como en algunas ocasiones yo había sido igual con él. En ese momento quede fría, le respondí con todo el amor que pude a la persona que esperaba el favor y simplemente me puse a pensar en lo que Dios me había dicho.

Resulta que sí, me ha pasado y lo he hecho mil veces con él, con o sin intención, he caído en el juego de buscar al Dios de milagros, de favores, de porfa ayúdame te necesito, he caído en ser interesada con él hasta que vea resultado y lo he dejado. Esto me hace pensar y comparar la manera en la que yo me siento y como se siente Dios cuando hacemos esto, cuando estamos demasiado cansados para orar o cuando estamos tan bien que se nos olvida gracias a quien es que estamos así. La verdad aquí es la diferencia entre Dios y nosotros, ya que Dios no se pone con nosotros como yo me puse con esta persona cuando necesitaba algo de mí. Dios es papá, demasiado amoroso, paciente y dispuesto a escuchar siempre, me lo imagino yo sentado en la sala de mi casa, esperándome, con una sonrisa listo para hablar. No es justo que yo llegue demasiado cansada y lo deje ahí, lo ignore y siga derecho pensando solo en mí, pero él no se enfoca en si es justo o no, el SI quiere hablar así que con pequeñas cosas me muestra en mi habitación o donde este que él también está ahí y está esperando a que yo inicie esa conversación que el tanto anhela. Me entristece ver como dejamos a Dios de lado por priorizar cosas o personas que no nos aman o nos llenan como él, igual nos ama de eso no hay duda, pero me imagino su rostro y corazón, tristes por ser olvidados de alguna u otra forma.

En la biblia hay un caso muy similar al que a veces tenemos nosotros con Dios y es directamente con Jesús, cuando diez leprosos claman a él por sanidad pidiendo misericordia por su enfermedad y su vida pero una vez los sana (a los diez, sin excepción) solo vuelve uno de ellos a agradecerle y adorarle por lo que hizo en su vida. Jesús también se preguntó dónde estaban los otros nueve que habían sido sanados y me impacta demasiado saber que a veces hemos sido uno de los nueve leprosos que obtuvimos nuestro milagro, nuestra sanidad, nuestra pareja, nuestra solución a algún problema y nos apartamos de Dios hasta que nos vuelva a servir para algo. Pero así como Dios está en las malas, debemos entender que Dios en las buenas también es Dios. Cuando todo está demasiado bien Dios está ahí, trabajando para que sea así pero también alegrándose porque TÚ estás bien, cuando se te abren puertas o hay nuevas oportunidades es a Dios a quien debes agradecer porque ÉL es quien hace todo en tu vida posible, no sólo es un Dios que sana enfermedades y ya, no sólo es un Dios que libera de problemas financieros o que sana relaciones, es un Dios que va más allá de lo malo, más allá de ser ayuda quiere ser amigo, quiere que lo dejes amarte, escucharte y aconsejarte (porque no hay mejor consejo que el que viene de Dios) quiere escuchar todas las cosas buenas que te pasan en tu día a día y quiere que te acuerdes de él en estos días también. Dios no quiere ser ese “amigo” del salón que solo sirve para que te deje copiar la tarea, Dios quiere ser ese amigo con quien TE MUERAS por pasar tiempo, con quien quieras salir, hablar, al que quieras agradarle.

Debemos entender que las cosas con Dios van más allá de una religión en donde se pide, se ruega y se ora por favores y milagros, debemos entender la relación que tenemos con Dios y debemos empezar a formarla YA. Es como tener un gimnasio en casa y no utilizarlo aun así sea gratis y traiga muchos beneficios, lo dejamos por pereza u otros factores sabiendo que al fin y al cabo, es lo mejor para nuestro cuerpo y mente. Debemos ver a Dios como un amigo, mejor que los amigos que tenemos donde vivimos, en nuestro lugar de estudio o trabajo, mejor que cualquier relación que tengamos ahora, que hayamos tenido o que planeemos empezar porque él es el único que ama completa e ilimitadamente, que siempre escucha en cualquier momento, a las 3am cuando nadie más contesta ahí está Dios, dándonos de su amor y paz sobrenatural. Dejemos de verlo como una máquina de milagros y favores y entendamos la verdad de que él sigue siendo Dios en las buenas también.


 
 
 

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